patrimonio religioso
IGLESIA DE SANTA MARÍA
Cronología: Siglo XVI
Descripción general: Se asienta sobre el antiguo castillo de los hospitalarios y del que sólo quedan restos de sus muros en la parte baja de la iglesia; es obra gótico- renacentista del siglo XVI, construida en ladrillo.
Destaca en su exterior la galería aragonesa que remata el conjunto en arcos apuntados y bajo ella la faja ornamental a base de cruces de múltiples brazos formando rombos, que acentúan, juntamente con la torre y con la ornamentación de las yeserías caladas de los óculos, el carácter mudéjar del edificio.
La iglesia es de una sola nave, con el ábside poligonal de cinco lados, con capillas laterales en los lados rectos del presbiterio y con dos tramos en la nave, con capillas laterales. Presenta sacristías en la cabecera.
Todo va cubierto con bóvedas de crucería estrellada, como corresponde a la época. Esta fábrica original fue modificada en las capillas del lado izquierdo de la nave, que en número de tres, una para el tramo recto del presbiterio y dos más, una para cada tramo de la nave, son ya de estilo barroco, ampliadas en profundidad y cubierta con cúpula sobre pechinas, habiéndose comenzado estas obras de reforma de la iglesia en el año 1649, según ha documentado Carlos Lasierra, para la capilla de la Virgen del Mar.
El coro bajo a los pies, que sustituyó a otro anterior en alto, pondría fin a estas obras de reforma, datando del año 1679.
Adosada a la iglesia aparece la torre – campanario, de planta cuadrada, se halla situada a los pies en el lado derecho de la iglesia y aprovechando para su parte inferior lo preexistente del castillo, que se caracteriza por su aparejo de mampostería con encintados de ladrillo, diferente al resto de la fábrica.
Esta parte antigua de la torre tendría entrada en alto y vanos dobles en arco túmido, que aparecen cegados.
Reutilizada en el conjunto religioso, se le dota de nuevo cuerpo de campanas, abovedado con cañón apuntado y con paso en alto a terraza.
Esta torre aparece a partir del siglo XV, porque adecuaron el fuerte torreón para campanario, dejando amplios ventanales coronados por arcos de herradura, a mediados de siglo, añadieron sólo con ladrillo, un segundo cuerpo al improvisado campanario, cegando los huecos del primero aunque dejando aspilleras, y asumiendo las campanas en ocho ventanales góticos, de una traza y ejecución insuperables.
Con austera decoración en el exterior de sus cuatro recios muros, con quebradas y calados.
Con sus trece metros de altura, la torre dominaba y protegía el complejo castillo-iglesia. Posteriormente, se construyó el último cuerpo de la torre, con mínima decoración, representada por dos sutiles calados; siete ventanales, idénticos a los del segundo cuerpo, que asumieron definitivamente las campanas.
La torre por dentro terminó en simple bóveda gótica.
Se desconocen los tres remates –apoyos de la cruz, símbolo de templo cristiano- que debió tener la torre en sus diferentes épocas. El conocimiento hasta la primavera de 1995 era un templete afrancesado y dieciochesco.
Desde los cimientos hasta el remate actual –un chapitel gótico de base octogonal y metálico- la torre ha tenido cinco maestros constructores: tres mudéjares y anónimos; el cuarto barroco y anónimo, y el quinto y último, don Regino Borobio, arquitecto y perito restaurador.
Bibliografía: BORRÁS GUALIS, Gonzalo: Arte Mudéjar Aragonés. Ed. Guara, 1978.
TALLA DE LA VIRGEN DEL MAR
Cronología: Siglo XVI
Ubicación: Interior de la iglesia de Santa María
Descripción general: Imagen de alabastro de la Virgen con el Niño, es una talla de 57 cm.
En su mano izquierda, porta un libro y en la derecha lleva al Niño. La Virgen aparece en contraposto, es una imagen de gran naturalidad y los paños de su vestimenta aparecen bien definidos. Tanto la Virgen como el Niño poseen corona. Hay cierta complicidad entre madre e hijo, aparecen mirándose a los ojos.
Fue precisamente, a uno de sus Comendadores, don Jorge de Sena, a quien debió Encinacorba la posesión de su preciada Imagen de Ntra. Sra. Del Mar, preciosa escultura tallada en ágata, cuya curiosa historia sería la siguiente: Parece ser que pocos años antes de que la isla de Rodas cayese en poder de los turcos –los cuales desalojaron a los Sanjuanistas en 1522- volvía de dicha isla hacia España el Comendador de Encinacorba en una pequeña nao, acompañado de otros caballeros de la Orden.
Durante su periplo mediterráneo aconteció que una gran tempestad puso al barco en grave aprieto, salvándose del naufragio merced a la protección de una imagen de la Virgen, que sobrenadando entre las tumultuosas olas lo condujo milagrosamente a puerto.
Sorteada luego la imagen entre los viajeros por ella salvados, correspondió al de Encinacorba, que la llevó fervoroso a la capital de su Encomienda, donde se inició el más entusiasta culto.
Colocada primeramente en el altar mayor de la iglesia parroquial de la villa, los devotos de Ntra Sra. Del Mar –advocación que recibió en memoria de su aparición- construyeron después una suntuosa capilla, que se convirtió en el polo de la atracción religiosa y mariana de los encinacorbenses.
LIENZO DE SAN FRANCISCO DE ASÍS
Cronología: Siglo XVII
Ubicación: Interior de la Iglesia de Santa María
Descripción general: Se trata de una obra atribuida a Zurbarán, es la figura de cuerpo entero de San Francisco de Asís vestido con el sayal marrón propio de la orden de Hermanos Menores, sujeto a la cintura mediante el cordón franciscano, con los tres nudos símbolo de los tres votos a los que se somete el monje: pobreza, castidad y obediencia.
Porta una calavera en la mano, símbolo de la brevedad de la vida. Relacionado con el pensamiento y la vida mística del Santo y su unión con Dios. Representado en este caso con rostro joven barbado, con los ojos elevados al Altísimo, sin rastro de dolor.
Imagen de místico, en oración permanente, que refleja el pensamiento cristiano de la época promovido por la Contrarreforma en su afán de dar a conocer la vida de los Santos como ejemplo para los cristianos.
El lienzo con su marco de madera, forma parte de un conjunto mural a imitación de un retablo, con pilastras laterales, entablamento superior y otro lienzo con marco en el piso superior.
Tanto el lienzo como las piezas de mazonería están repintados ocultando el dorado y policromía originales.
ERMITA DE SANTA QUITERIA
Cronología: finales del siglo XIII y principios del siglo XIV.
Descripción general: La Ermita se construye a finales del siglo XIII y principios del siglo XIV, en época medieval, siendo uno de los pocos ejemplos que se encuentran en la provincia de Zaragoza de estilo gótico primitivo.
En el siglo XV Se construyó el coro de la ermita a los pies de la misma.
Levantada sobre una planta de nave única, de tres tramos y cabecera recta, al exterior se caracteriza por la utilización de tapial entre hiladas de ladrillo; la articulación de los muros se reduce a la existencia de toscos y gruesos contrafuertes de ladrillo construidos en el siglo XVI momento en el que se llevó a cabo el acceso, abierto en el muro de la epístola, a modo de arco de medio punto de gran rosca de ladrillo.
En el interior destaca especialmente la techumbre de madera con alfarjes del siglo XVI, de labor gótico tardío. Armadura de madera a dos aguas que apoyada sobre arcos diafragma apuntados, descargan en los muros a través de pequeñas pilastras; a pesar de la austeridad decorativa destaca la tracería gótica en las vigas y de las ménsulas donde apoyan. Igualmente de interés resulta el coro elevado sobre dos arcos rebajados moldurados.
Constructivamente la ermita pertenece a la tipología característica del gótico, y a pesar de no ser un modelo ejemplar de este estilo, se trata de uno de los escasos ejemplos del gótico primitivo en la provincia de Zaragoza, constituyendo una construcción de carácter bastante popular aunque ciertamente interesante. Texto: SIPCA.
ERMITA DE SANTA CRUZ
Edificio de factura popular, que actualmente conserva una ermita de una nave con arcos de medio punto y techo con vigas de madera.
Anexas a la ermita tiene varias salas de uso popular. En la capilla del baptisterio de la iglesia se conserva un cuadro al óleo que reproduce el hallazgo de la cruz en que murió Cristo.
Como podéis leer en el apartado de festejos populares, esta ermita sirve de punto de referencia para la fiesta de la Santa Cruz, primer sábado de mayo, a la que se acude en romería.
Este monte era el lugar desde el que se controlaba la entrada al valle por el puerto del Alto de San Martín. Coronando la ermita con una pequeña espadaña, existe una campana, que lleva el nombre de Estefania, del siglo XVIII, cuya función era avisar a la población. Por esa razón, tanto la ermita como la torre fueron destruidas por las tropas napoleónicas al entrar por dicho puerto del Alto de San Martín.
ERMITA DEL ESCONJUNADERO
Es sencilla, de una nave y techo de madera a dos aguas. En un principio debió tener cuatro ventanas, desde las cuales se realizaba el esconjuro a los cuatro puntos cardinales, pero pronto se transformó.
Se colocó un fantástico Cristo llagado que ha sido restaurado y catalogado. Al Cristo le acompañan las imágenes de la Virgen y San Juan (sin restaurar) por lo que constituye un Calvario. Esta ha sido la función prioritaria de la ermita durante cientos de años hasta que se trasladó el Cristo a la parroquia.
Quedan fragmentos, también restaurados, de un retablo gótico atribuido al maestro de Langa del Castillo. Los ventanales laterales han sido cegados y, solamente queda, la ventana a los pies de la ermita, que durante mucho tiempo sirvió de oratorio piadoso.
La ermita, después de ser desmantelada, ha tenido otros usos como una estufa de yoduro de plata para espantar (tal vez esconjurar) las tormentas.
ERMITA DEL HUMILLADERO
La ermita más moderna es la conocida como del “Humilladero”. El humilladero es una ermita que tiene un atrio cubierto y dos ventanas desde las que el viajero daba gracias por haber tenido buen viaje.
La ermita es de construcción moderna y en su interior hay un retablo barroco con el preceptivo Cristo que debe tener un humilladero.
ERMITA DE SAN CRISTOBAL
En ruina total. San Cristóbal tuvo la función de reunir la junta de aguas de los representantes de Cariñena, Paniza y Encinacorba.
Situada sobre un altozano sobre la huerta Carnicer vigilaba una importante surgencia de agua que debía y de hecho abasteció a Cariñena de agua de boca, de riego, movió un molino y abasteció a dos tejerías.
Además, esta surgencia de agua junto con otra situada más abajo que llena la Estanca debería inundar una cava excavada rodeando la muralla de Cariñena en caso de ser asediada (el asedio de la Guerra de los dos Pedros guardó en Cariñena amarga memoria durante siglos).
Textos: Chusé María Cebrián Muñoz